Las personas forman significados a partir de las experiencias que viven en ciertas situaciones, construyendo percepciones, ideas, juicios o valoraciones. Las personas realizan significados con base en los fenómenos empíricos o de las situaciones vividas, a partir de ahí se llevan en el plano de la conciencia y se internalizan, teniendo validez de manera subjetiva, es decir, el significado de los fenómenos son particulares a cada uno. Un mismo fenómeno puede tener una variedad de significados dependiendo de las experiencias y vivencias de las personas. A través de este proceso, la conciencia es plenamente consciente de sí, se conoce a ella misma pues le revela su autenticidad.
“La vivencia es la experiencia vivida o experiencia vivible, que se transforma en un hecho de consciencia intuitivamente comprensible, pues sólo la conciencia lo conoce y le da su pleno sentido, su orientación”.
La percepción es un constante trabajo de construcción entre los contenidos fenoménicos de un presente que acaba de nacer, con respecto de los de otro presente que acaba de pasar; con esto nos queda claro que las percepciones o significados anteriores no desaparecen del todo, sino que se entrelazan con los que van surgiendo.
“La esencia de la conciencia es su intencionalidad, pues toda conciencia es conciencia de algo que se ha conocido bajo determinada experiencia vivenciada no es conciencia vacía, sino conciencia del mundo en el que se encuentra, vive y le rodea. Es una conciencia intencionalmente vivida”.
Por lo tanto, la vivencia y la intencionalidad son fundamentales para analizar, conocer y explicar el contenido de las experiencias, así como el sentido de los significados que están presentes en la manera de conocer sobre una cosa determinada. En este sentido, se pudo haber realizado la misma guía de entrevista a varias personas, y cada una tendría una percepción diferente que le daría un significado particular dependiendo de sus experiencias y vivencias anteriores.
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